Así que tiene sentido que un cerebro activo consuma mucha energía. Pero, ¿qué le ocurre a este sistema cuando una persona que está en coma mantiene el cerebro en reposo?
Para saber esto, los investigadores diseñaron varios experimentos con terminales nerviosas, en los que se comparaba el estado metabólico de la sinapsis cuando estaba activa y cuando estaba inactiva. Así notaron que incluso cuando los terminales nerviosos no disparaban, las vesículas sinápticas tenían una elevada demanda de energía metabólica, demostrando que inclusive los cerebros de los pacientes en coma que tienen diagnóstico de muerte cerebral, consumen entre dos y tres veces menos energía que un cerebro activo.
Eso significa que la bomba responsable de expulsar los protones de la vesícula y, por tanto, de aspirar los neurotransmisores, parece no descansar nunca y requiere un flujo constante de energía para funcionar. De hecho, esta bomba oculta fue responsable de la mitad del consumo metabólico de la sinapsis en reposo en los experimentos. Según los investigadores, esto se debe a que esta bomba tiende a tener fugas. Así, las vesículas sinápticas derraman protones constantemente a través de sus bombas, incluso si ya están llenas de neurotransmisores y si la neurona está inactiva.
"Dado el enorme número de sinapsis en el cerebro humano y la presencia de cientos de vesículas sinápticas en cada una de estas terminales nerviosas, este coste metabólico oculto de devolver rápidamente las sinapsis en un estado listo se produce a costa de un importante gasto [de energía presináptica] y de energía, lo que probablemente contribuye a las demandas metabólicas del cerebro y a su vulnerabilidad metabólica", argumentaron los investigadores.
Aunque aún no se sabe cómo pueden afectar a los distintos tipos de neuronas esas elevadas cargas metabólicas, los científicos creen que estos hallazgos pueden ayudar a entender mejor por qué el cerebro humano es tan vulnerable a la interrupción o debilitamiento de su suministro de energía.