Señora de Panamá Viejo

El hallazgo data de 1996, cuando investigadores detectaron una tumba de más de 800 años con los restos son de una mujer de unos 45 años, la cual fue enterrada hacia el año 1 250 con 10 cráneos masculinos a su alrededor y envuelta en algodón como parte del ritual funerario.

Llevaba consigo un collar de cuentas de ostras espinosas del género Spondylus, de colores blanco y naranja. Las alhajas fabricadas con esta concha simbolizan la alta jerarquía social de sus portadores; luego fueron reemplazadas por piezas de orfebrería como símbolo predilecto de alto rango en las sociedades indígenas precolombinas.

Para algunos investigadores no se trata de la esposa del cacique, sino de la cacica. Su tumba fue sitio de veneración y sobre su cabeza había ofrendas como un pedestal, vasijas de cerámica y ollas con restos de granos de maíz carbonizados, colocados al menos 200 años después de la muerte de dicha mujer.

Los rituales funerarios de los primeros pobladores de Panamá dejaron a los colonizadores asombrados, según registró Pedro Mártir de Anglería, pues al entrar al palacio mortuorio del cacique Comogre se toparon con una habitación llena de cuerpos suspendidos de cuerdas de algodón.

Los ancestros del cacique eran preservados según el rango social, además, tenían máscaras de oro decoradas con piedras preciosas sobre sus rostros.

Para el investigador Héctor Robles, entre los primeros registros funerarios de Panamá están las crónicas de los españoles llegados al país istmeño alrededor del siglo XVI, las cuales relatan la existencia de una tradición de ofrendas en los entierros, desde artículos particulares del fallecido hasta personas.

También se encontraron instrumentos musicales, incluidas flautas de hueso talladas con figuras antropomorfas, usualmente colocadas al lado o debajo de la cabeza del muerto.Algunos expertos señalan que servían para comunicarse con un mundo paralelo e intangible y se usaban en procedimientos curativos de rituales espiritistas.

(Tomado de Orbe)