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El liderazgo de los introvertidos

09 noviembre 2017

El liderazgo de los introvertidos

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Con demasiada frecuencia se instala en nuestra sociedad la idea de que un líder político debe ser alguien que tiene soluciones rápidas ante cualquier eventualidad, alquien que tiene las ideas muy claras y el criterio perfectamente formado sobre cualquier asunto de que se trate, alguien que llega ante el público con una personalidad desbordante y que actúa sin dificultad interpretando su papel de encantador.

Pero nuestra propia hipocresia hace que critiquemos esa misma actitud, que por un lado admiramos, como arrogante, prepotente y alejada del común de los mortales. Es ese el político que no escucha, el que cree conocer las necesidades de los demás, el que diseña su propio proyecto pensando en que es coincidente con el que los demás quieren. Sin preguntar. Va a lo suyo. Sin atender sugerencias, creyendo en la superioridad y validez de su criterio. Sin embargo, cuando vemos a un político reflexivo, cauto y prudente, pensamos que es tímido y que el puesto “le queda grande”. No nos paramos a pensar que su prudencia puede ser la mejor forma de gestionar las eventualidades. El sosiego y la prudencia parecen estar alejadas de la política.

Nada más lejos de la realidad. Existen también los políticos introvertidos. Y los políticos introvertidos tienen un extraordinario potencial intelectual y de gestión que conviene considerar y con los que es enriquecedor mantener sesiones de coaching político, porque reflexionan, sienten su identidad, atesoran valores, saben que forman parte de algo que les trasciende y que está por encima de ellos.

Poner en valor a este tipo de políticos es lo que hace Daniel Eskibel en el artículo que transcribimos. Daniel Eskibel es un referente en la psicología política en el mundo de la consultoría política en lengua española. Me es grato presentarlo, porque en este artículo pone de relieve una cualidad que entiendo debe valorarse entre los lideres políticos, si lo que se quiere realmente es estar gobernado por cabezas sensatas y prudentes. Por personalidades introvertidas.

LÍDERES POLÍTICOS INTROVERTIDOS

¿Puede una persona introvertida ser un gran líder político?

Claro que sí. Tres ejemplos claros terminan con toda duda posible:

– Mahatma Gandhi, un gran líder político mundial de personalidad claramente introvertida.

– Barack Obama, líder político introvertido y dos veces Presidente del país más poderoso del mundo.

– Angela Merkel, persona introvertida y principal líder política alemana y europea durante más de una década.

El erróneo intento de querer modificar la personalidad del candidato

Hace pocas semanas atrás, en un país de América Latina, estaba trabajando con un partido que había sido derrotado en las últimas elecciones presidenciales y debido a eso quería reformular su estrategia hacia la siguiente elección

Ese día era una jornada de trabajo colectivo con el candidato presidencial y con los miembros más importantes de su equipo. Y los miembros del equipo señalaban que el candidato no lograba una conexión real con los votantes. Es más, deslizaban la idea de que ni siquiera lograba una conexión con ellos mismos que trabajaban a su lado cotidianamente. Y le sugerían otros parámetros de comunicación y conexión con las personas.

Pero el candidato no lograba comprender, aceptar e incorporar esos otros parámetros.

Daniel Eskibel es el fundador de Maquiavelo & Freud, referencia mundial en español en psicología política.
www.maquiaveloyfreud.com

Todo este ruido comunicacional estaba determinado por los diferentes perfiles psicológicos: el candidato es una persona claramente introvertida mientras que su equipo tiene un fuerte predominio de la extroversión. Entonces el equipo extrovertido le reclamaba que no lo fuera, que cambiara.

Frecuentemente, los candidatos introvertidos reciben consejos para actuar como si no lo fueran. Y en cierta medida lo pueden hacer. Ponen en práctica algunos tips y en algunos casos logran simular extraversión. Pero esto, aun en el caso presuntamente más exitoso, tiene por lo menos dos problemas grandes: el candidato se siente mal y los votantes se dan cuenta.

El candidato se siente incómodo simulando ser de una forma que no es. Se siente fuera de su piel, fuera de sus hábitos, fuera de su personalidad. Fuera. Ajeno. Extraño. Distinto a sí mismo. Se siente incómodo.

Y la incomodidad que siente se traduce en un pobre desempeño durante la campaña. El candidato es el principal activo y tenemos que cuidarlo y ayudarlo a desplegar todo su potencial. Pero si prentendemos forzarlo a simular una extroversión que no tiene, pues entonces estaremos desperdiciando sus fortalezas a cambio de exhibir sus debilidades. Lo cual es una muy mala ecuación para cualquier campaña, por cierto.

Pero además los votantes se dan cuenta. La comprensión intuitiva que cada persona tiene acerca de la comunicación no-verbal es implacable.

Porque, por mucho que el introvertido quiera parecer extrovertido, de todos modos se nota en su actitud corporal, en su forma de moverse, en la manera en la que ingresa en una habitación, en los gestos con sus manos, en la expresión facial… Lo que esconde salta a la vista de inmediato. Lo que se oculta habla a través del cuerpo.

Y los votantes seguramente no hacen una decodificación completa de todo eso, pero sí perciben que el candidato no es auténtico. Lo ven como forzado, artificial, falso. Lo cual es cierto. No solo es cierto, sino que atenta directamente contra la posibilidad de votarlo.

"Si pretendemos que el candidato simule una extroversión que no tiene, estaremos desperdiciando sus fortalezas a cambio de exhibir sus debilidades"

El candidato puede cambiar muchas cosas, pero no puede cambiar de raíz su personalidad. No puede dejar de ser quien es. ¿Qué hacemos entonces con el candidato introvertido? ¿Lo descartamos como candidato? ¿Lo perdemos? No. Lo que hacemos es aplicar lo que llamo “el método Miguel Ángel”.

Fortalezas del lider introvertido

Cuenta la leyenda que alguien le preguntó al maravilloso artista Miguel Ángel cómo hacía para crear esculturas tan impactantes. Y Miguel Ángel respondió que él no inventaba nada. Que la escultura estaba escondida dentro del bloque de piedra y que él solo tenía que quitar lo que sobraba.

¡Quitar lo que sobra! Eso es lo que debe hacer el consultor con el candidato. Descubrir cómo es y luego ayudarlo a simplificar y quitar lo que sobra. Y si es introvertido, trabajar sobre las fortalezas que tiene un introvertido. Aunque llegados a este punto podrías preguntarme si un introvertido tiene fortalezas tales como para manejarse bien dentro de ese mundo tan ruidoso de la política. 

¿Las tiene de verdad? La pregunta me la hizo directamente el principal colaborador del candidato presidencial que mencioné antes. Ya con confianza, luego de cenar y de compartir algunas copas de vino, me preguntó si realmente pensaba que una persona introvertida puede ganar una elección presidencial y además ser un gran líder político.

Mi respuesta rotunda y contundente fue que sí. Sí que puede. “Yes we can”, diría Obama. Porque Barack Obama y Ángela Merkel y Mauricio Macri y Mariano Rajoy, solo por mencionar algunos, son todas ellas personas introvertidas. Y más allá de las evaluaciones políticas de cada uno, observa sus logros, sus conquistas, sus liderazgos: Obama, Merkel, Macri, Rajoy.

El punto principal, pues, es abandonar la pretensión de convertir en extrovertido al candidato introvertido. Y trabajar sobre sus fortalezas. Ponerlas en primer plano, ponerlas en valor, potenciarlas.

¿Cuáles son las fortalezas principales que frecuentemente encontramos en las personas introvertidas?

1. Saben escuchar. Y les gusta hacerlo. Para su equipo esto bien podría ser una bendición, porque no es una disposición frecuente. Ahorra tantos problemas y mejora tantas situaciones la actitud real y sincera de escucha que sería un desperdicio no aprovecharla durante una campaña. Pero este saber escuchar puede ser también un rasgo de personalidad muy importante a la hora de proyectar su imagen ante los votantes. ¿Acaso no son cada vez más grandes los segmentos de la población que protestan porque los políticos solo hablan pero no escuchan acerca de sus necesidades y problemas?

2. Piensan antes de hablar y antes de actuar. Y les gusta pensar, también. Menos impulsividad en la toma de decisiones significa menos errores en una campaña y menos errores también en un gobierno. ¿Acaso en nuestras campañas queremos que el candidato diga siempre lo primero que le pasa por la cabeza? Seguramente no, queremos naturalidad y autenticidad pero dentro de un alineamiento general, en el marco de una estrategia. ¿Acaso los votantes quieren un Presidente que diga y haga lo primero que se le ocurre? Algunos dirán que sí y pondrán, por ejemplo, al actual inquilino de la Casa Blanca; pero eso no invalida el hecho de que se puede hacer una excelente campaña electoral sobre la base de un candidato sereno, pensante y cauteloso.

3. Profundizan en los temas. Prefieren ir a fondo antes que sobrevolar la superficie de las cosas. Que el candidato domine ampliamente una temática es de enorme valor para una campaña. Y que lo haga un Presidente puede transformarlo en un estadista.

4. Suelen ser buenos observadores y muchas veces perciben aspectos de la realidad que otros no perciben.

5. Son muy buenos en pequeñas reuniones, tan importantes para los equipos de campaña y para los equipos de gobierno.

6. En muchas ocasiones son meticulosos, detallistas, analíticos, dedicados y muy concentrados para trabajar.

7. Son buenos lectores, lo cual les da un plus de conocimiento y también un plus de lenguaje.

8. Les gusta escribir y suelen hacerlo bien.

Autenticidad y liderazgo

Como ves, las fortalezas del candidato introvertido son variadas y abundantes. Tenemos que focalizarnos en ellas para facilitar su despliegue y desarrollo más amplio.

Claro que podrías preguntarme si la introversión no le hace más difícil la oratoria sobre un escenario o la aparición frente a cámaras. Y la respuesta es que no. Casi que al contrario, aunque eso parezca contra intuitivo. Es sorprendente la enorme cantidad de introvertidos entre conferencistas, presentadores de noticias en televisión y radio, músicos, cantantes, comediantes, maestros de ceremonias, actrices y actores de cine y la televisión y otras profesiones afines.

¿Por qué ocurre esto? Porque son escenarios controlados, formalizados, donde están claros y bien delimitados los roles que tienen que cumplir. Y en esos escenarios los introvertidos, si se preparan bien, se manejan con mayor soltura, con una comodidad muy superior a la que sienten cuando bajan del escenario y tienen que interactuar de modo más informal y fugaz, que eso sí los complica.

Antes me referí a lo que llamo “el método Miguel Ángel. ¿Qué debe hacer la campaña cuando el candidato es introvertido? Pues aceptarlo en primer lugar. En segundo lugar, repasar las fortaleza de las que hablamos y tratar de descubrir cuáles de ellas son las que más predominan en el candidato. Y en tercer lugar, organizar la campaña, diseñar la estrategia y proyectar la comunicación poniendo en valor esas fortalezas.

De esta manera, el liderazgo político del candidato se irá construyendo sobre una piedra fundacional extremadamente fuerte: la autenticidad.

Así construyeron su liderazgo figuras como Gandhi, como Obama, como Merkel. Apoyándose en sus cualidades auténticas. Porque el liderazgo político no es una cuestión cosmética, sino un asunto de fondo. Un asunto vinculado a la personalidad del lider.

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