18 julio 2018
De lo que acabo de mencionar arriba, ‘sentir’ es la palabra clave para mí. Hay ciertos momentos donde me gusta conectarme directamente con mi espíritu para ver qué me enseña (sentir), y en estos momentos intento ignorar a mi cerebro (pensar).
La ponchera es que el man siempre se hace presente. Mi cerebro me habla hasta la saciedad. ¿A ti también?.
Cuando alcancemos cierta altura -donde logro observar la costa, el océano y las nubes, a la vez- el man me zampa la pregunta: “¿Cómo fue que nos levantamos en el aire?”.
Lo primero que me digo es: “Este man sí habla, coño”.
Lo segundo que me digo es: “Íbamos a toda mecha, tiene un motor, las alas, la construcción”.
Y a la tercera se aparece la respuesta: “Construyendo el vehículo correcto”.
El avión que conocemos hoy en día es un maquinón. Podemos aprender mucho de él...
Al inicio no lograba volar. Luego los Hermanos Wright descubren que las alas deben ser flexibles para sostenerse en el aire. Otro man descubre que un motor ayuda. Y entre un equipo grande llamado mundo, van inventando piezas nuevas, uniéndolos y maximizando su tecnología.