24 febrero 2016
Al llegar la veo tensa y wop, saco los siguientes cálculos:
a- es hora pico,
b- le acabo de avisar que voy de una,
c- llego así de rataplán.
Obviamente esto la pone tensa, por lo que inicio rápido. -Tranquila mami, es solo una pregunta sencilla... -Cómo fue el día que yo nací-.
-Pufff- Su mirada se desenfoca al punto que su segunda frase es: -Te he estado esperando-. -Nos trasladamos al -77-
Continúa conversando que -A los 4 meses de embarazo yo tenía todo comprado para ti... tu ropa, tu cama, todo. Tu cuarto estaba arreglado de Winnie Pooh, hecho por mí. Me acuerdo de yo con mi barrigón. Siempre supe que ibas a nacer-.
Comenta que yo ando atrasado 2 semanas y que un jueves le empezaron las contracciones y nana-nina que yo salía. En sus palabras, yo solo era -Patea pa- allá, patea pa- acá... patea pa-allá, patea pa-acá... patea pa allá, patea pa- acá... patea pa -allá, patea pa -acá-.
Es viernes 2 de septiembre de 1977 y mi madre tiene cita médica a las 5 pm. Estamos a 5 días de la firma del Tratado Torrijos-Carter. -Un día de muchos problemas políticos- recuerda. Aun con eso se despierta tranquilamente pensando que -Ahora le voy a decir al doctor que saque a este muchacho ya. Ya es hora-. Y waaasss, se lleva su maleta con todo lo que necesita y así mijito enfrenta al doc.
Como mi madre no puede tener parto natural por su columna, la ponchera va vía cesárea y mis abuelos lloran asustados por la operación, específicamente por la anestesia. -Yo siempre me mantuve feliz-, me dice. Se encuera, la meten al cuarto, le conectan sus tubitos, cae anestesiada y wákiti-wákiti-wa, a las 7 y 25 pm yo estoy viendo la luz por primera vez. Definitivamente este es el día más importante de mi vida.
Le cuentan que ese día ella me carga y me habla... -Aunque yo no recuerda nada por la anestesia-, comenta. La dormilona le dura hasta el día siguiente donde le pasan a: -Ese es mi bebé-... No puede ser, si está bien grande... Siento absurdo que una cosa tan grande estuvo en mi barriga-. Contándome esto ahorita, le sale la cara de asombro del -77-.-Lloraba de la alegría, te vi y sabía que venías de mí-, me dice.
Le cuentan que yo salí berreando de un shat, que tenía el cabello como si me hubieran hecho el corte bien marcado y tenía arruguitas en los brazos.
-Qué se te venía a la mente, mami-, le pregunto. Dice que -Es un pedazo de uno... una cosita de uno... ese sentimiento es muy grande-.
-Y qué sucedía alrededor en el cuarto-, tengo ufff de curiosidad. Me dice que -Habían flores, familia y amistades por todos lados. Muchísimos regalos y felicidad. Tenía migrañas por la operación. Tu papá compraba hamburguesas para todo el mundo. Tú fuiste el primero de la galladita-, se le sale su idioma Chitreano, jaja.
-Tus 4 abuelos estaban ahí, peleando quién te agarraba primero. Lloraban de la felicidad. Tu abuelo, loco de la emoción, se chocó saliendo del hospital-. Qué ponchera, -choque y to-o-
Aquí recuerda cuando mi hermanita Erika estuvo en la incubadora. -Ella lloraba... y cuando metía las manos y la tocaba, ella dejaba de llorar. Sacaba las manos y lloraba... metía las manos y paraba... sacaba las manos y lloraba... metía las manos y paraba... sacaba las manos y lloraba... metía las manos y paraba...- y se echa a reír. Mi vieja estaba gozando ese llora-y-para como si fuera una película de comedia, jajaja.
Sigue recordando puntos claves que surgieron en mis primeros días. Cosas como mi primera diarrea, mis primeros lentes de sol, mi mameluco, que yo me reía con las personas de los Diablos Rojos, mis rompidas de cabeza y el lío que fue dejarme solo en la escuelita.
Es emocionante conocer cómo fue mi nacimiento. Es el día más importante de mi vida. Lo pritty es que ahora está presente para siempre, gracias a las historias de mi madre. Muuuuuaaaa.
-Cómo fue el día en que naciste-