Nuestra piel ha desarrollado una serie de barreras naturales que la ayudan a mantenerse sana. Por eso, lo ideal es encontrar un equilibrio entre la higiene y el cuidado de nuestra dermis.
Una olorosa taza de café caliente en la mesa, una rica sopa hirviendo en el fogón y una olla con agua hirviendo puede no tener nada en común, a menos que vivas en una casa con niños pequeños y no hayas tenido el suficiente cuidado de colocarlos fuera de su alcance.