08 noviembre 2017
Con los años uno se da cuenta que guardar rencor te enferma así que es mejor perdonar y así dormir tranquilo... te das cuenta que a quien no le gustes, no le gustarás hagas lo que hagas. Aprende uno a ir sacando de su vida a este tipo de personas. Por mi parte, las suelto, las bendigo, les deseo paz y luego me doy cuenta que hasta se me olvidan sus nombres. Algo muy importante es que ya no me quedo en donde no me quieren y menos donde no me respetan. No me gusta que me quieran cambiar o que traten de controlarme para beneficio propio o porque les conviene. Así que aprendí a confrontarlo y a decir lo que siento porque entendí que callarse te llena de resentimiento y afecta tu salud. Ya no me preocupa si otros quieren quedarse y aguantar, respeto sus caminos, es sólo de ellos la responsabilidad. Aprendí a no juzgar ya que Dios tiene muchas maneras de enseñar y como dice una buena amiga: no hay que ser piedra de tropiezo para que él haga su obra.
Creo en la cuarentena (separarse de aquello que te hace daño o es tóxico para ti). La práctico y he comprobado que es super sanadora. Hoy día me siento más feliz, sin tantas ataduras y sobretodo me siento mucho más libre.
Ya no busco a Dios, ya que no me siento separada de él. Lo siento dentro de mí y lo veo todos los días cuando veo a mi prójimo y eso me hace sentir segura.
Como pueden ver, es impresionante los regalos que uno recibe después de los 40 y bueno, yo ya llevo bastantes mas que los cuarentas y sigo declarándome aprendiz y recibiendo regalos de esta gran maestra que es la vida...
Gracias, gracias, gracias..
Con los años uno se da cuenta que guardar rencor te enferma así que es mejor perdonar y así dormir tranquilo... te das cuenta que a quien no le gustes, no le gustarás hagas lo que hagas. Aprende uno a ir sacando de su vida a este tipo de personas. Por mi parte, las suelto, las bendigo, les deseo paz y luego me doy cuenta que hasta se me olvidan sus nombres. Algo muy importante es que ya no me quedo en donde no me quieren y menos donde no me respetan. No me gusta que me quieran cambiar o que traten de controlarme para beneficio propio o porque les conviene. Así que aprendí a confrontarlo y a decir lo que siento porque entendí que callarse te llena de resentimiento y afecta tu salud. Ya no me preocupa si otros quieren quedarse y aguantar, respeto sus caminos, es sólo de ellos la responsabilidad. Aprendí a no juzgar ya que Dios tiene muchas maneras de enseñar y como dice una buena amiga: no hay que ser piedra de tropiezo para que él haga su obra.
Creo en la cuarentena (separarse de aquello que te hace daño o es tóxico para ti). La práctico y he comprobado que es super sanadora. Hoy día me siento más feliz, sin tantas ataduras y sobretodo me siento mucho más libre.
Ya no busco a Dios, ya que no me siento separada de él. Lo siento dentro de mí y lo veo todos los días cuando veo a mi prójimo y eso me hace sentir segura.
Como pueden ver, es impresionante los regalos que uno recibe después de los 40 y bueno, yo ya llevo bastantes mas que los cuarentas y sigo declarándome aprendiz y recibiendo regalos de esta gran maestra que es la vida...
Gracias, gracias, gracias..