Hacer ejercicio varias veces a la semana podría retrasar el deterioro cerebral en las personas con un riesgo elevado de presentar la enfermedad de Alzheimer, señaló un estudio.
19 septiembre 2019 |
Investigadores de la Universidad Texas Southwestern encontraron que las personas con acumulación de beta-amiloide en el cerebro, característica de la enfermedad de Alzheimer, registraron un deterioro más lento en una región del cerebro crucial para la memoria si hacían ejercicio con regularidad durante un año.
El estudio publicado el martes en la revista Alzheimer's Disease apunta a la posibilidad de que el ejercicio aeróbico pueda al menos retrasar los efectos de la enfermedad si la intervención ocurre en las etapas iniciales, aunque no logró finalmente evitar la diseminación de las placas amiloides tóxicas.
Durante las pruebas clínicas que incluyeron a 70 participantes de 55 años o más, los investigadores compararon la función cognitiva y el volumen del cerebro entre dos grupos de adultos mayores sedentarios con problemas de memoria. Un grupo realizó ejercicio aeróbico, al menos media hora cuatro o cinco veces por semana, y el otro grupo sólo realizó ejercicios de flexibilidad.
Durante la prueba, ambos grupos mantuvieron habilidades cognitivas similares en áreas como memoria y solución de problemas.
Pero las imágenes del cerebro mostraron que las personas del grupo que se ejercitó, y que presentaban acumulación de amiloides, registraron una reducción ligeramente menor en el volumen de su hipotálamo, una región del cerebro relacionada con la memoria que se deteriora progresivamente a medida que la demencia avanza, señala el estudio.
Los investigadores señalaron que es necesario realizar más investigación para determinar la manera en que una tasa reducida de atrofia, si se produce, beneficia la cognición.
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, según la definición presentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su constitución aprobada en 1948.
Este concepto se amplía a: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades." En la salud, como en la enfermedad, existen diversos grados de afectación y no debería ser tratada como una variable dicotómica.
Así, se reformularía de la siguiente manera: "La salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. También puede definirse como el nivel de eficacia funcional o metabólica de un organismo tanto a nivel micro (celular) como a nivel macro (social). En 1992 un investigador amplió la definición de la OMS, al agregar: "y en armonía con el medio ambiente".
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