Científicos brasileños descubrieron que realizar ejercicios físicos puede ayudar a frenar la pérdida de la memoria causada por la enfermedad de Alzheimer, según un estudio publicado hoy lunes en la revista "Nature Medicine".
08 enero 2019 |
Investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), en colaboración con otras universidades e institutos, lograron establecer una relación entre los niveles de irisina (hormona producida por el cuerpo cuando se ejercita) y un posible tratamiento para la pérdida de memoria provocada por el Alzheimer.
Las pruebas fueron realizadas en ratones que sufren Alzheimer y que producían la hormona cuando hacían ejercicios.
Según los investigadores, se descubrió que existen niveles bajos de irisina en el cerebro de los pacientes afectados por el Alhzeimer, según lo observado en los ratones que fueron utilizados como modelos en el estudio.
También se comprobó que la reposición de los niveles de irisina en el cerebro, incluso con ejercicios físicos, consigue revertir la pérdida de memoria de los ratones afectados por el Alzheimer, y que la irisina es lo que regula los efectos positivos de los ejercicios físicos en la memoria de los ratones.
En este sentido, el profesor de la UFRJ y uno de los autores del estudio, Sérgio Ferreira, afirmó que "la gran contribución de nuestro estudio fue probar que los niveles de esta hormona están de hecho disminuidos en los cerebros de los pacientes con Alzheimer".
Explicó que "en segundo lugar, fue intentar investigar si el reponer los niveles de esta hormona en el cerebro de los ratones sería bueno para la memoria. Observamos que si intentamos aumentar los niveles de irisina, se mejora la memoria".
"Finalmente, se demostró que la irisina es justamente el intermediario entre el efecto benéfico del ejercicio y la mejora de la memoria", agregó Ferreira.
Otras funciones de la irisina en varios órganos del cuerpo ya eran conocidas, como la de regular el metabolismo del tejido adiposo y regular procesos que suceden en los huesos.
Para los investigadores de la UFRJ, Mychael Lourenco y Fernanda de Felice, los descubrimientos refuerzan la importancia de los ejercicios físicos en el combate a la enfermedad, y recordaron que el hecho de que el cuerpo produzca irisina disminuye las posibilidades de efectos colaterales, lo que da esperanza para nuevos tratamientos.
"Es diferente de una medicina desarrollada en un laboratorio, por ejemplo, porque se sabe menos sobre los efectos colaterales que puede causar. Lamentablemente no hay un tratamiento para el Alzheimer que funcione, entonces la búsqueda para ello es importante", dijo Lourenco.
"Nuestros descubrimientos refuerzan la importancia de la actividad física para prevenir la pérdida de memoria y enfermedades del cerebro, incluso la enfermedad de Alzheimer, ya que mostramos que la administración de irisina consigue mimetizar, al menos en modelos animales, los efectos del ejercicio físico en el cerebro", agregó.
El estudio comenzó luego de que hace siete años, un investigador de la universidad de Harvard constató que la irisina mejoraba los síntomas de la diabetes tipo 2 en los ratones, por lo que se intentó descubrir si la hormona podría tener algún efecto protector sobre el cerebro.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa causada por la muerte progresiva de células del cerebro, perjudicando funciones como la memoria, la atención, la orientación y el lenguaje y, por el momento, no se conoce ninguna cura.
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, según la definición presentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su constitución aprobada en 1948.
Este concepto se amplía a: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades." En la salud, como en la enfermedad, existen diversos grados de afectación y no debería ser tratada como una variable dicotómica.
Así, se reformularía de la siguiente manera: "La salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. También puede definirse como el nivel de eficacia funcional o metabólica de un organismo tanto a nivel micro (celular) como a nivel macro (social). En 1992 un investigador amplió la definición de la OMS, al agregar: "y en armonía con el medio ambiente".
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