Investigadores australianos y españoles han desarrollado un sensor de bajo coste que mide la radiación ultravioleta que afecta a cada persona según su tipo de piel. Los resultados se pueden visualizar en una pulsera con emoticonos tristes y alegres, que ayudan a prevenir los efectos dañinos del sol.
26 septiembre 2018 |
El dispositivo incorpora un líquido invisible de polioxometalato, que se colorea cuando incide la radiación ultravioleta. Esta tinta se puede imprimir sobre papel e incorporar a pulseras desechables donde, mediante emoticonos con cuatro tipos de cara (de la más alegre a la triste), se indica que se ha superado un 25%, 50%, 75% y 100%, respectivamente, los límites de exposición solar UV considerados seguros para un individuo en particular.
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Los cuatro emoticonos de la pulsera son inicialmente invisibles, pero se vuelven azules de izquierda a derecha tras superar, respectivamente, el 25%, 50%, 75% y 100% del límite de exposición UV al sol considerado seguro para un individuo en particular. / Ms Wenyue Zou
“Se trata del primer sensor que mide las distintas radiaciones que componen el ultravioleta (A, B y C)”, explica a Sinc José Manuel Domínguez-Vera, investigador de la UGR y coautor del trabajo, publicado en la revista Nature Communications.
Estos tres tipos de radiación difieren por su longitud de onda y afectan de distinta forma a la piel. Así, los rayos UVA, como el de las cabinas bronceadoras, son menos energéticos que los UVB, causantes principales de las quemaduras y cáncer de piel; mientras que los rayos UVC apenas atraviesan la atmósfera.
Un sensor personalizado
Además, el sensor se puede adaptar para cada tipo de piel, cuya tonalidad influye tanto en los daños que puede causar la radiacion UV (quemaduras solares, signos prematuros de envejecimiento, arrugas, melanomas, ceguera...) como en la absorción de vitamina D. Para ello los investigadores utilizan tablas generales de tipos de piel numeradas del I (piel blanca norteeuropea) al VI (negra negra).
La piel clara tipo I tolera una quinta parte de la exposición a los rayos UV que la negra tipo VI antes de que se produzcan los efectos nocivos. Por contra, las pieles más oscuras requieren más tiempo de exposición al sol para absorber cantidades saludables de vitamina D.
Los autores destacan lo importante que es conocer las necesidades de exposición solar diaria de cada uno y que el sensor se pueda personalizar, a diferencia de otros más genéricos. Enfermedades como el lupus y muchos medicamentos aumentan la fotosensibilidad de nuestra piel y reducen nuestra capacidad para absorber vitaminas a través de la dieta, lo que incide en la importancia de controlar nuestros umbrales de exposición al sol de forma individual.
El sensor se puede adaptar para cada tipo de piel, cuya tonalidad influye en los daños que puede causar la radiacion UV y en la absorción de vitamina D
Domínguez-Vera apunta otra ventaja del dispositivo: “Es de varios usos, pudiendo detectar una primera radiación y luego otra. El reactivo que marca el agotamiento del sensor es el ácido láctico, pero estamos viendo que si la parte de sensor de la pulsera esta en contacto con la piel, el uso se extiende enormemente porque el sudor contiene láctico”.
Material educativo e industrial
Según los investigadores, el diseño de estos "sensores UV de bajo costo y amigables para los niños" también facilitará su uso como material educativo, con el que se podrá concienciar sobre los peligros del sol y cómo tomar medidas para evitarlos.
Por otra parte, el avance tiene aplicaciones más allá del sector de la salud, ya que con el tiempo los rayos UV pueden tener efectos perjudiciales en la vida útil de muchos productos industriales y de consumo.
Monitorizar la exposición a la radiación UV podría ayudar a mejorar la seguridad y fiabilidad de multitud de materiales, incluyendo vehículos y equipamiento militar, con el consiguiente ahorro potencial de costes.
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, según la definición presentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su constitución aprobada en 1948.
Este concepto se amplía a: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades." En la salud, como en la enfermedad, existen diversos grados de afectación y no debería ser tratada como una variable dicotómica.
Así, se reformularía de la siguiente manera: "La salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. También puede definirse como el nivel de eficacia funcional o metabólica de un organismo tanto a nivel micro (celular) como a nivel macro (social). En 1992 un investigador amplió la definición de la OMS, al agregar: "y en armonía con el medio ambiente".
Por ello desde Panama On queremos crear este espacio de divulgación cinetífica y que sirva para estar informados con los avances y estudios que se producen a nivel mundial.