Un proyecto piloto con el que se busca promover la prevención de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes; entre otras; fue firmado entre el Estado panameño a través del Ministerio de Salud (MINSA)y la empresa farmacéutica AstraZeneca.
15 julio 2018 |
El documento suscrito en presencia del presidente Juan Carlos Varela, lleva la firma del ministro de Salud encargado Eric Ulloa, el vicepresidente ejecutivo de AstraZeneca, Leon Wang y Susana Murteira de Camcar Mac.
A través de esta carta de intención, se busca desarrollar un proyecto piloto a través del cual se puedan prevenir enfermedades cardiovasculares, hipertensión diabetes, hábitos de vida saludable y control de tabaco, entre otras.
El ministro de Salud encargado explicó que se busca desarrollar este plan piloto en algunas regiones del país, especialmente en Chiriquí, donde se contempla poner en práctica programas preventivos, tratamiento y monitoreo de pacientes que han mostrado ser propensos a estas enfermedades, luego de los resultados obtenidos en sus exámenes realizados en las jornadas del Censo de Salud.
Estos censos donde se han captado alrededor de 565 mil personas, han demostrado en la población de 40 años o más, un 37% sufre de hipertensión arterial, 14 % de diabetes mellitus, el 38% de dislipidemia y el 40% sufre de sobrepeso/obesidad.
Detalló que el proyecto se implementará desde la etapa de la adolescencia para prevenir los malos hábitos de vida, que llevan al individuo a padecer a temprana edad de enfermedades de hipertensión y diabetes.
Las autoridades de salud esperan con la ayuda de empresa AstraZeneca implementar un componente íntegro en los cuales se conjugan: promoción, prevención, tratamiento, seguimiento y monitoreo.
Ulloa sostuvo que en la actualidad el MINSA está trabajando un proyecto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para abordar este tema, pero no se descarta que este mismo plan piloto se pueda ejecutar en otras regiones del país, igual con el apoyo de AstraZeneca, Caja de Seguro Social (CSS) y otras organizaciones.
“Es algo completo que incluye promoción, seguimiento, monitoreo, y los medicamentos para estas enfermedades. La diferencia es que además de conseguir los medicamentos, incluiríamos el seguimiento, monitoreo y la prevención”, indicó.
El proyecto que se piensa poner en marcha en los próximos meses, no necesitaría construir instalaciones nuevas, ya que en las que existen, se puede ejecutar con éxito.
Las ENT, también conocidas como enfermedades crónicas, tienden a ser de larga duración y resultan de la combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales.
Los principales tipos de ENT son las enfermedades cardiovasculares (como los ataques cardiacos y los accidentes cerebrovasculares), el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas (como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y el asma) y la diabetes.
Las ENT afectan desproporcionadamente a los países de ingresos bajos y medios, donde se registran más del 75% (32 millones) de las muertes por ENT.
Las ENT afectan a todos los grupos de edad y a todas las regiones y países. Estas enfermedades se suelen asociar a los grupos de edad más avanzada, pero los datos muestran que 15 millones de todas las muertes atribuidas a las ENT se producen entre los 30 y los 69 años de edad. Más del 85% de estas muertes “prematuras” ocurren en países de ingresos bajos y medianos. Niños, adultos y ancianos son todos ellos vulnerables a los factores de riesgo que favorecen las ENT, como las dietas malsanas, la inactividad física, la exposición al humo del tabaco o el uso nocivo del alcohol.
Estas enfermedades se ven favorecidas por factores tales como la urbanización rápida y no planificada, la mundialización de modos de vida poco saludables o el envejecimiento de la población. Las dietas malsanas y la inactividad física pueden manifestarse en forma de tensión arterial elevada, aumento de la glucosa y los lípidos en la sangre, y obesidad. Son los llamados "factores de riesgo metabólicos”, que pueden dar lugar a enfermedades cardiovasculares, la principal ENT por lo que respecta a las muertes prematuras.
Los comportamientos modificables como el consumo de tabaco, la inactividad física, las dietas malsanas y el uso nocivo del alcohol aumentan el riesgo de ENT.
Los factores de riesgo metabólicos contribuyen a cuatro cambios metabólicos fundamentales que aumentan el riesgo de ENT:
En términos de muertes atribuibles, el principal factor de riesgo metabólico es el aumento de la presión arterial (al que se atribuyen el 19% de las muertes a nivel mundial),1 seguido por el sobrepeso y la obesidad y el aumento de la glucosa sanguínea.
Las ENT ponen en peligro el avance hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se encuentra la reducción de las muertes prematuras por ENT en un 33% para 2030.
La pobreza está estrechamente relacionada con las ENT. Se prevé que el rápido aumento de estas enfermedades sea un obstáculo a las iniciativas de reducción de la pobreza en los países de ingresos bajos, en particular porque dispararán los gastos familiares por atención sanitaria. Las personas vulnerables y socialmente desfavorecidas enferman más y mueren antes que de mayor posición social, sobre todo porque corren un mayor riesgo de exposición a productos nocivos, como el tabaco, o a prácticas alimentarias malsanas, y tienen un acceso limitado a los servicios de salud.
En los entornos con pocos recursos, los costos de la atención sanitaria para las ENT pueden agotar rápidamente los recursos de las familias. Los costos desorbitados de las ENT, en particular el a menudo prolongado y oneroso tratamiento y la desaparición del sostén de familia, están empujando cada año a millones de personas a la pobreza y sofocando el desarrollo.
Para controlar las ENT es importante centrarse en la reducción de los factores de riesgo asociados a ellas. Los gobiernos y otras partes interesadas tienen a su disposición soluciones de bajo costo para reducir los factores de riesgo modificables comunes. Para orientar las políticas y las prioridades es importante seguir los progresos realizados y la evolución de las ENT y sus factores de riesgo.
A fin de reducir el impacto de las ENT en los individuos y la sociedad, hay que aplicar un enfoque integral que haga que todos los sectores, incluidos entre otros los de la salud, las finanzas, el transporte, la educación, la agricultura y la planificación, colaboren para reducir los riesgos asociados a las ENT y promover las intervenciones que permitan prevenirlas y controlarlas.
Es fundamental invertir en una mejor gestión de las ENT, que incluye su detección, cribado y tratamiento, así como el acceso a los cuidados paliativos. Las intervenciones esenciales de gran impacto contra las ENT pueden llevarse a cabo en la atención primaria para reforzar su detección temprana y el tratamiento a tiempo. Los datos demuestran que esas intervenciones son una excelente inversión económica porque, si los pacientes las reciben tempranamente, pueden reducir la necesidad de tratamientos más caros.
Los países de ingresos bajos suelen tener una baja capacidad de prevención y control de las enfermedades no transmisibles.
Es poco probable que los países con cobertura insuficiente del seguro de enfermedad puedan proporcionar un acceso universal a las intervenciones esenciales contra las ENT. Las intervenciones de gestión de las ENT son esenciales para alcanzar la meta mundial consistente en lograr una reducción relativa del riesgo de mortalidad prematura por ENT del 25% para 2025, y la meta de los ODS consistente en reducir las muertes prematuras por ENT en un 33% para 2030.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce que las ENT son un importante obstáculo al desarrollo sostenible. En el contexto de dicha Agenda, los Jefes de Estado y de Gobierno se comprometieron a elaborar respuestas nacionales ambiciosas que logren reducir las muertes prematuras por ENT en un 33% para 2030 mediante la prevención y el tratamiento (meta 3.4 de los ODS).
Esta meta se estableció en las Reuniones de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre las ENT de 2011 y 2014, en las que se reafirmó la función de liderazgo y coordinación de la OMS en la promoción y el seguimiento de la acción mundial contra las ENT. En 2018 la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrará una tercera reunión de alto nivel sobre las ENT para examinar los progresos realizados y establecer un consenso sobre lo que queda por hacer entre 2018 y 2030.
A fin de prestar apoyo a los esfuerzos de los países, la OMS elaboró el Plan de acción mundial para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020, que contiene las nueve metas mundiales que tendrán el mayor impacto en la mortalidad mundial por ENT y que abordan la prevención y la gestión de estas enfermedades.