Soló el tres por ciento de los desechos electrónicos generados por América Latina y el Caribe se recogen por conductos formales y tratan de manera respetuosa con el medio ambiente, afirmó la Onudi.
26 enero 2022 |
Sin embargo, el registro de recolección regional, exactamente un 2,7 por ciento, palidece frente a la tasa global, que es de un 17,4 por ciento, en tanto la mayor cantidad de basura electrónica por habitante fue generada en Costa Rica y la menor en Nicaragua, precisó esa agencia especializada.
El documento añade que no hay ninguna constancia sobre el 97 por ciento restante de esos residuos, cuya recuperación podría suponer unos mil 700 millones de dólares anuales.
Según la Onudi los recicladores informales seleccionan algunos elementos valiosos, pero la mayor parte es gestionada de forma inadecuada a pesar de ser una amenaza para el desarrollo sostenible.
Los desperdicios electrónicos generados en 2019 por las 13 naciones analizadas ascendieron a 1,3 megatoneladas, de las cuales casi el 30 por ciento eran plástico.
Entre las sustancias peligrosas presentes en la basura electrónica se hallaron al menos dos mil 200 kilos de mercurio, 600 de cadmio, 4,4 millones de plomo, cuatro millones de retardantes de llama bromados y 5,6 megatoneladas de gases de efecto invernadero pertenecientes a refrigerantes.
A ello se suma siete mil kilos de oro, 310 de metales raros, 591 millones de kilos de hierro, 54 millones de cobre y 91 millones de aluminio.
El análisis destacó la mala gestión de estas sustancias en la región y añadió que la falta de reciclaje genera riesgos para la estabilidad de un medio ambiente sano, un abandono que podría representar una gran oportunidad económica.
Los 13 países de América Latina y el Caribe que participan en el proyecto sobre residuos electrónicos de la Onudi son: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.
Nuestra Visión
Si se los compara con otros biomas, los humedales hacen una contribución significativamente alta a la biodiversidad mundial. Sin embargo, la tasa de pérdida y deterioro de los humedales se está acelerando en muchas regiones del mundo. Las acciones para la conservación y uso racional de los humedales pueden hacer una contribución significativa a la conservación de la biodiversidad, al desarrollo sostenible y la mitigación de la pobreza, mediante la salvaguarda de las especies que dependen de los humedales, de recursos hídricos de mucho valor, y de otros productos y servicios de los humedales.
Creemos que el bienestar espiritual, físico, cultural y económico de la gente depende de la salvaguarda y restauración de los humedales a nivel mundial. Consideramos que se le debe otorgar una mayor preeminencia a su conservación y uso racional como una contribución al desarrollo sostenible. Son necesarias una mejor gobernanza y acciones concertadas por parte de todos los sectores sociales, desde el nivel mundial al local, para mantener los humedales y su variedad de valores y servicios, para las generaciones presentes y futuras.
Nuestra visión a largo plazo es que los humedales y los recursos hídricos se conservan y gestionan teniendo en cuenta toda la gama de sus valores y servicios, para beneficio de la biodiversidad y del bienestar humano.
Valores básicos
En el trabajo a través de todas nuestras oficinas y con nuestros asociados mantenemos los siguientes valores básicos:
Nuestro trabajo tiene validez a nivel mundial
Nuestro trabajo tiene sólidas bases científicas e incorpora el conocimiento tradicional
Trabajamos mediante asociaciones y con una amplia gama de distintos sectores
Respetamos los valores tradicionales
Trabajamos de manera transparente y rendimos cuenta de lo que hacemos.
Julio Montes de Oca, Jefe de la Oficina Regional en Panamá