El océano Atlántico es muy vulnerable a la acidificación, como consecuencia de la absorción de elevadas concentraciones de dióxido de carbono (CO2) de origen humano, demuestra un estudio publicado hoy en Scientific Reports.
08 febrero 2020 |
Centrada en el estrecho de Gibraltar, la investigación destaca además que algunas masas de agua del Mediterráneo acumulan altos niveles de CO2 procedente de actividades humanas, lo que conduce al descenso gradual del ph, grado de acidez o basicidad de una solución acuosa.
El trabajo recoge por primera vez una evolución temporal de la tasa de acidificación de las aguas del Atlántico Norte y el Mediterráneo que se intercambian a través del canal.
Según el estudio, a partir de las mediciones periódicas llevadas a cabo durante 11 años, entre 2005 y 2015, el océano absorbe aproximadamente un tercio de las emisiones de CO2 mediante la disolución inicial del gas en las aguas superficiales y su posterior transporte al interior oceánico a través de las corrientes y los procesos de mezcla.
Allí se almacena y acumula con el tiempo. Pero este 'efecto amortiguador' supone que los ecosistemas marinos sufran acidificación oceánica, subraya el artículo.
Para Emma Huertas, del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, una de las autoras del estudio, la acidificación afecta a los ciclos de elementos esenciales del océano, pero también a la biota, desde el plancton oceánico hasta los corales y bivalvos.
Estos elementos ven alterados sus mecanismos fisiológicos y el acceso al carbonato, cemento a partir del cual construyen sus estructuras calcáreas.
Según los científicos, el descenso del pH en la cuenca mediterránea durante la última década ha sido más lento de lo pronosticado debido a mecanismos de circulación oceánica y a particularidades biogeoquímicas que, en conjunto, ejercen 'un efecto tampón'.
Nuestra Visión
Si se los compara con otros biomas, los humedales hacen una contribución significativamente alta a la biodiversidad mundial. Sin embargo, la tasa de pérdida y deterioro de los humedales se está acelerando en muchas regiones del mundo. Las acciones para la conservación y uso racional de los humedales pueden hacer una contribución significativa a la conservación de la biodiversidad, al desarrollo sostenible y la mitigación de la pobreza, mediante la salvaguarda de las especies que dependen de los humedales, de recursos hídricos de mucho valor, y de otros productos y servicios de los humedales.
Creemos que el bienestar espiritual, físico, cultural y económico de la gente depende de la salvaguarda y restauración de los humedales a nivel mundial. Consideramos que se le debe otorgar una mayor preeminencia a su conservación y uso racional como una contribución al desarrollo sostenible. Son necesarias una mejor gobernanza y acciones concertadas por parte de todos los sectores sociales, desde el nivel mundial al local, para mantener los humedales y su variedad de valores y servicios, para las generaciones presentes y futuras.
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Julio Montes de Oca, Jefe de la Oficina Regional en Panamá