No son tiempos fáciles para la industria de la automoción, pero sí de oportunidades. La presión de la ciudanía y de los gobiernos para reducir las emisiones del transporte está impulsando la innovación y expandiendo los límites de lo posible en la lucha contra el cambio climático. No hay otro camino. No hay tiempo que perder.
07 diciembre 2019 |
En las últimas décadas, dejar la menor huella de carbono posible en el planeta ha sido el gran reto de Honda, cuya producción de vehículos avanza a toda marcha hacia la electrificación. Sin embargo, a veces, hacer todo lo que puedes no es suficiente. Y es en ese momento cuando la presión externa juega un papel fundamental: te empuja, te da fuerza y te demuestra que eras capaz de llegar mucho más lejos de lo que te creías.
Según el fundador de la compañía, Soichiro Honda, hay “tres cualidades que conducen al éxito: el coraje, la perseverancia, y la capacidad de soñar”. Quizá más que nunca, hoy debemos reunir el coraje de seguir soñando y avanzando hacia la movilidad sostenible.
El espíritu Honda Civic
En los años 70 del siglo pasado, la contaminación atmosférica amenazaba a las grandes ciudades norteamericanas y se luchaba para poder respirar aire limpio. Honda fue una de las pocas firmas que colaboró desde el principio con las instituciones para encontrar soluciones. Frente a este reto, los ingenieros de Honda, que por entonces aún era una empresa relativamente pequeña, desarrollaron el motor CVCC, el primero en cumplir con la estricta normativa establecida en la Clean Air Act californiana.
En aquella ocasión, el resultado de la presión política y ciudadana fue el primer Honda Civic, equipado con el nuevo motor CVCC, lanzado en 1972. El Civic fue el primer coche del mundo en cumplir con la estricta normativa de la Agencia de Protección Medioambiental americana (EPA), que limitaba radicalmente el consumo de combustible, un requisito que la industria de la época había estimado imposible.
Presión política, oportunidad industrial
Con el Civic, Honda demostró que sí era posible cumplir con los límites que impuso la EPA, tan criticada por los fabricantes en su momento. El Civic de 1972 obtuvo las clasificaciones en ahorro de combustible más altas de la organización durante cuatro años seguidos. Y no sólo eso. Aquel mismo año, el Civic quedó tercero en los premios europeos de Coche del Año, todo un récord para un modelo japonés. En 1974, la revista americana Road Test lo denominó ‘mejor coche importado’ en su ranking Coche del Año 1974.
De un reto político que parecía imposible de cumplir nació uno de los mejores automóviles de Honda. Un modelo icónico que aún hoy se mantiene en el podio de los más vendidos del mundo. Un caso que sin duda conviene recordar en el contexto actual, en el que estamos asistiendo a una presión cada vez mayor de las autoridades europeas y globales para acelerar la electrificación del parque móvil.
Apuntar más alto
La situación actual, en el que las instituciones políticas a todos los niveles están priorizando la lucha contra el cambio climático e impulsando la descarbonización de la economía, supone un gran reto para todas las industrias.
De aquí al 2030, la industria de la automoción está llamada a lanzar al mercado sus propuestas para cumplir con los nuevos estándares y normativas de calidad del aire marcados por la agenda sostenible. Concentrémonos, pues, en ingeniar y ofrecer las mejores soluciones, que cumplan las expectativas de los conductores, los requisitos de las autoridades y las necesidades del planeta.
Para ello, Honda está poniendo todo su esfuerzo para electrificar el 100% de sus ventas de automóviles. Recientemente, la compañía ha dado un paso adelante para responder a los retos que se plantean. Honda ha revisado los planes de su “Visión Eléctrica” y se compromete a electrificar los modelos comercializados en Europa en el mercado europeo en 2022, tres años antes de la fecha señalada como objetivo inicial.
El futuro de las próximas generaciones está en juego.
Nuestra Visión
Si se los compara con otros biomas, los humedales hacen una contribución significativamente alta a la biodiversidad mundial. Sin embargo, la tasa de pérdida y deterioro de los humedales se está acelerando en muchas regiones del mundo. Las acciones para la conservación y uso racional de los humedales pueden hacer una contribución significativa a la conservación de la biodiversidad, al desarrollo sostenible y la mitigación de la pobreza, mediante la salvaguarda de las especies que dependen de los humedales, de recursos hídricos de mucho valor, y de otros productos y servicios de los humedales.
Creemos que el bienestar espiritual, físico, cultural y económico de la gente depende de la salvaguarda y restauración de los humedales a nivel mundial. Consideramos que se le debe otorgar una mayor preeminencia a su conservación y uso racional como una contribución al desarrollo sostenible. Son necesarias una mejor gobernanza y acciones concertadas por parte de todos los sectores sociales, desde el nivel mundial al local, para mantener los humedales y su variedad de valores y servicios, para las generaciones presentes y futuras.
Nuestra visión a largo plazo es que los humedales y los recursos hídricos se conservan y gestionan teniendo en cuenta toda la gama de sus valores y servicios, para beneficio de la biodiversidad y del bienestar humano.
Valores básicos
En el trabajo a través de todas nuestras oficinas y con nuestros asociados mantenemos los siguientes valores básicos:
Nuestro trabajo tiene validez a nivel mundial
Nuestro trabajo tiene sólidas bases científicas e incorpora el conocimiento tradicional
Trabajamos mediante asociaciones y con una amplia gama de distintos sectores
Respetamos los valores tradicionales
Trabajamos de manera transparente y rendimos cuenta de lo que hacemos.
Julio Montes de Oca, Jefe de la Oficina Regional en Panamá