"Los matrimonios y las uniones infantiles, tempranos y forzados (MUITF) son una realidad en América Latina y el Caribe, a pesar de su falta de visibilidad", plantea la publicación del grupo de trabajo del Programa Conjunto Interinstitucional para poner fin al matrimonio infantil y uniones tempranas en la región, integrado por la Cepal, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).
El informe alerta que la prevalencia de este fenómeno no ha variado en los últimos 25 años, y sin acciones e inversiones, América Latina y el Caribe tendrá, para el año 2030, el porcentaje más elevado de matrimonio infantil, por detrás únicamente de África Subsahariana.
"El matrimonio infantil es una violación a los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes, que afecta desproporcionadamente y de manera persistente a las niñas. Eliminar esta práctica nociva es una meta por cumplir en la región, central para lograr la igualdad de género y el desarrollo sostenible", enfatiza la CEPAL.
Los porcentajes de niñas y adolescentes varían desde menos del 10% en Jamaica hasta más del 30% en República Dominicana, Nicaragua, Honduras y Belice.
Sin embargo, estos números podrían ser mayores debido a la falta de datos y porque la información básica sobre matrimonios y uniones tempranas no está disponible en varios países, especialmente en el Caribe, de acuerdo con el estudio.
El matrimonio infantil se encuentra prohibido actualmente en nueve países de América Latina y en dos del Caribe, en concordancia con los estándares internacionales.
El último país en legislar esta prohibición fue República Dominicana en enero de 2021.
Sin embargo, 13 países de la región todavía permiten el matrimonio a partir de los 16 años con autorización de los padres, los representantes legales o de un juez.
Más preocupante aún es la situación en seis países de la región donde está permitido casarse antes de los 16 años por motivos calificados, según el documento.
Este fenómeno "provoca desigualdades de género, violencia, pobreza, abandono escolar, embarazo adolescente y marcos legales inadecuados y políticas públicas limitadas o inexistentes, que ponen en riesgo el presente y futuro de las niñas y las adolescentes", sostiene el texto.
En el caso de las niñas y adolescentes casadas o en uniones, las mismas duplican como mínimo la cantidad de horas de tiempo dedicado al trabajo no remunerado -incluyendo el trabajo doméstico y el tiempo dedicado a los cuidados-, en relación con sus pares varones o adolescentes casados o en unión, y llegan hasta quintuplicar (Ecuador, Guatemala) y hasta octuplicar (República Dominicana) la carga horaria.
Y en tres países con información disponible (Colombia, Guatemala y México), las niñas y adolescentes casadas o unidas dedican más de 40 horas semanales a este tipo de trabajo, lo que se acerca a una jornada laboral completa.
Asimismo, los matrimonios infantiles y las uniones tempranas exponen a las niñas a embarazos en la adolescencia.
Las cifras para la región son alarmantes.
La mayoría de las mujeres que contrajeron matrimonio durante su niñez dio a luz antes de cumplir 18 años; ocho de cada 10 lo hicieron antes de cumplir los 20 años y la mayoría de estos embarazos fue no deseado, según concluye del informe.