"Por falta de alternativas los jóvenes se encuentran sumergidos en situaciones altamente conflictivas y de no rápida solución, violencia doméstica, feminicidios —qué plaga que vive nuestro continente en esto— bandas armadas, criminales, tráfico de drogas, explotación sexual de menores y de no tan menores", dijo Francisco a obispos centroamericanos antes del comienzo de la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá.
Según el pontífice, esta situación se debe a que los jóvenes se encuentran sin una familia a la cual responder, por lo que no tienen sentido de pertenencia hacia ningún lugar o comunidad, lo que hace que "queden a la intemperie de cualquier estafador" que prometa respuestas inmediatas.
"Duele constatar que en la raíz de muchas de estas situaciones se encuentra una experiencia de orfandad fruto de una cultura y una sociedad que se fue desmadrando, hogares resquebrajados, tantas veces con un sistema económico que no tiene como prioridad la persona y el bien común y que hizo de la especulación su paraíso desde donde seguir engordando a costa de quien sea", agregó.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina es considerada la región más violenta del mundo, ya que el 39% de los fallecimientos ocurren por homicidios.
Durante el 2017, 2.795 mujeres fueron asesinadas en América Latina y el Caribe, según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe.
La gravedad de este fenómeno ha hecho que 18 países latinoamericanos modifiquen sus leyes para sancionar el feminicidio: Costa Rica (2007), Guatemala (2008), Chile y El Salvador (2010), Argentina, México y Nicaragua (2012), Bolivia, Honduras, Panamá y Perú (2013), Ecuador, República Dominicana y Venezuela (2014), Brasil y Colombia (2015), Paraguay (2016) y Uruguay (2017).