El espacio digital tal como hoy lo conocemos brinda herramientas para que las mujeres puedan entrar en contacto, organizarse y difundir la lucha contra las desigualdades de género.
08 marzo 2018 | Publicado : 08 mar 2018 - 08:04 | Actualizado: 09 mar 2018 - 02:57
Sin embargo, el uso de esas mismas tecnologías también refleja lo arraigado que está el patriarcado en nuestra cultura latinoamericana. Desde las amenazas y extorsiones, la difusión de información sin consentimiento o la censura, la violencia contra las mujeres en medios online no debe entenderse como algo separado de lo que ocurre en los demás ámbitos de la vida.
En Argentina, la ley 26.485 define como violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal.
Por su parte, cuando hablamos de violencia online, podemos tomar la definición de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, que comprende los actos de violencia de género cometidos, instigados o agravados, en parte o totalmente, por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, plataformas de redes sociales y correo electrónico.
Si bien los tipos de agresiones que se ajustan a esta definición son muy amplios, me parece interesante la clasificación propuesta en este informe coordinado por Luchadoras (aquí un resumen). Con fines prácticos, podemos tomar las 3 formas de violencia más comunes que se mencionan en el sitio de Take Back The Tech!
Ocurre cuando se recibe una amenaza de revelar información difamatoria o perjudicial sobre una persona si no se paga un determinado precio. Vale destacar que ese precio en muchos casos no es monetario, sino que puede incluir favores sexuales o control emocional sobre la persona afectada.
Un caso especial es el de la porno venganza: cuando alguien publica contenido como fotos o videos sin el consentimiento de la afectada, ya sea para provocar humillación o vender el contenido a terceros. Tanto en el caso de que las fotos hayan sido obtenidas por hackeo, como por acceso físico a dispositivos o incluso por confianza, no debemos estigmatizar la práctica del sexting en sí. Todos y todas tenemos derecho a la intimidad y a poder desenvolvernos en ella con libertad. Violar esa intimidad es un delito, y las denuncias deben ser tomadas con seriedad; no debemos aceptar frases como: “es tu culpa” o “tú te lo buscaste” como respuesta a la preocupación de la víctima. Lo que sí es importante y se debe saber es que existen riesgos asociados y por consiguiente, considerar la seguridad en su práctica.
El ciberacoso tiene que ver con el hostigamiento, humillación e injurias sufridas a través del uso de medios digitales. Comprende la suplantación de la identidad, creación de perfiles falsos online, e incluso la vigilancia a través de spyware o acceso a los perfiles de redes sociales. En muchos casos los atacantes se escudan detrás del anonimato e incitan su campaña de odio mediante el uso de hashtags y publicaciones para que sean compartidas por grupos de personas.
Al sufrir estos ataques, es conveniente bloquear al acosador e intentar cortar las vías de comunicación de inmediato. En el caso de que los mensajes abusivos sigan llegando, deberíamos guardar copias de las comunicaciones, no borrarlas. Esto servirá de soporte para el siguiente paso: acudir a las autoridades. Debido al aumento de los casos y a que cada vez más mujeres han alzado la voz, la legislación está cambiando para contemplar y dar atención a estos casos.
En este caso nos referimos a cualquier expresión que trivializa, glorifica o incita a la violencia basada en el género. No debe confundirse con la libertad de expresión, que es un derecho universal, pero que tiene limitaciones en tanto entra en contacto con otros derechos. En la mayoría de los países, el discurso de odio está prohibido cuando incita a la violencia o acciones perjudiciales contra otras personas.
Uno de los escenarios que más se repite tiene que ver con el discurso de odio contra periodistas mujeres; sobre todo cuando se abordan temas históricamente dominados por hombres, como deportes, juegos o política.
Existen guías muy buenas en español para incorporar mayor seguridad y privacidad en el uso diario de la tecnología. Algunas de ellas están pensadas para mujeres, para protegerse de los peligros mencionados, o incluso para aquellas que quieren alzar la voz y participar activamente en la discusión de género. Les dejo unas que me parecieron bastante completas y claras:
Con respecto a las contraseñas:
Con respecto a la navegación:
En teléfonos móviles:
Si vas a realizar sexting:
De acuerdo con un estudio con datos de entre 2012 y 2014, el 41% de los casos de violencia contra las mujeres en línea fue perpetrado por alguien conocido. Por ello es fundamental no ver a la violencia en línea como un fenómeno separado, sino como un caso más de violencia de género: muchos casos de acoso virtual se generan en un contexto de violencia doméstica.
Considerando que en América Latina y el Caribe mueren en promedio un mínimo de 12 mujeres por día por el simple hecho de ser mujer, según cifras de 2016 del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe; se hace fundamental que los Estados dispongan de los medios necesarios para trabajar en materia de prevención y asistencia ante casos de violencia de género. En países como Argentina, por ejemplo, ya hay proyectos de ley que contemplan la violencia en la web, como en el caso de la pornovenganza. Además, el grooming es otro tipo de acoso virtual que ha sido incluído en la legislación de este país.
Esperamos que estos recursos y recomendaciones sirvan para prevenir actos de violencia en línea, y confiamos en que entre todos podamos tomar conciencia sobre prácticas arraigadas que lastima y afectan a muchas mujeres en nuestra región.
“Una de las más frecuentas y silenciosas formas de violación de los derechos humanos es la violencia de género”, la discriminación hacia la mujer es parte de la discriminación que los “fuertes” ejercen con los “débiles” en defensa de sus privilegios.
Unos privilegios que a lo largo de la historia se han pretendido justificar con “razones” étnicas, de sexo o de mérito; pero hoy sabemos que no tienen fundamento alguno y que generan desequilibrios perjudiciales para todos.
Por todo ello desde PanamaON queremos poner en marcha este espacio donde resaltar todos aquellos hechos noticiosos que ayuden a romper los esterotipos, fomentar medidas encaminadas a promover principios de empoderamiento de las mujeres, resaltar roles proactivos, dar naturalidad a la participación y liderazgo de la mujer, contar acciones que cambien la mentalidad de la sociedad, y fomentar la igualdad entre hombres y mujeres.