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Tierras altas Panamá, Panamá Central y Darién identificados entre 50 Sitios de Anfibios Amenazados a nivel mundial

Una de las especies en el Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC) es la rana venenosa de Géminis (Andinobates geminisae), en peligro crítico de extinción, una especie endémica de Panamá Central.

26 octubre 2023 |

Tiene un rango de distribución muy limitado en la cuenca del río Belén, en la región de Donoso de la provincia de Colón de Panamá, un área que se ha visto afectada por la deforestación.

Un revolucionario estudio evaluó el riesgo de extinción de más de 8,000 especies de anfibios de todo el planeta y concluyó que dos de cada cinco anfibios están amenazados.
Tres regiones de Panamá han sido incorporadas entre los Sitios de Anfibios Amenazados (TALs, por sus siglas en inglés), por la Segunda Evaluación Global de Anfibios (GAA-2) realizada recientemente para la Autoridad de la Lista Roja de Anfibios (ARLA) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El análisis evaluó el riesgo de extinción de más de 8,000 especies de anfibios de todo el planeta e identificó 50 TALs en el mundo, que son de crítica importancia para la conservación porque cuentan con el 71% de todos los anfibios amenazados. Entre ellos se encuentran las tierras altas entre Panamá y Costa Rica, Panamá Central y el Chocó-Darién.

Este esfuerzo global contó con datos y conocimientos de más de mil expertos en todo el mundo, dentro de los cuales se encuentran científicos panameños. Sus resultados, reportados en un artículo en la revista Nature el 4 de octubre pasado, revelaron que dos de cada cinco anfibios en el mundo están amenazados de extinción. Entre los autores de este artículo se encuentran el director del proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC), el Dr. Roberto Ibáñez, y Ángel Sousa-Bartuano, de la Universidad de Panamá.

La Primera Evaluación Global de Anfibios (GAA-1) se realizó en 2004 y, desde entonces, al menos cuatro especies de anfibios se han extinto, incluyendo la rana arlequín de Chiriquí (Atelopus chiriquiensis) que habitaba en las tierras altas entre Costa Rica y la región occidental de Panamá.

La GAA-2 reveló que la destrucción y degradación de los hábitats figura como la más grande amenaza a los anfibios a nivel mundial, afectando a la mayoría de las especies amenazadas. En Panamá, la enfermedad causada por el hongo quítrido se mantiene como el principal factor de riesgo para los anfibios; sin embargo, las afectaciones a su hábitat tienen un impacto importante.

“Ya que, al reducir las áreas en donde éstos se distribuyen, también se reducen las posibilidades donde puedan existir poblaciones remanentes de las especies afectadas por el hongo”, explicó Ibáñez. “Además, se disminuyen y fragmentan los hábitats que utilizan otras especies de anfibios”.

Según la GAA-2, existen 11 especies amenazadas en Panamá Central, en su mayoría por causa de la enfermedad y la pérdida de su hábitat. En el caso del Chocó-Darién, se identificaron 81 especies amenazadas, en gran medida por la pérdida de su hábitat, seguido por la enfermedad y el cambio climático. En cuanto a los anfibios de tierras altas, 76 especies se encuentran amenazadas, principalmente por la pérdida del hábitat, seguido de la enfermedad. Sin embargo, esta es la región del país con mayor porcentaje de anfibios amenazados por el cambio climático, con un 17%.

Aunque es un valor relativamente bajo, en comparación con TALs como Puerto Rico o Jamaica donde el 100% de anfibios se encuentran bajo amenaza por el cambio climático, esto podría deberse a que en Panamá no es tan sencillo separar el efecto del cambio climático del causado por el resto de las amenazas.

“Si las poblaciones de varias especies declinaron previamente y si la enfermedad aún las mantiene en números bajos, esto hace difícil determinar si existe un efecto del cambio climático y si esta amenaza es importante para los anfibios de Panamá”, dijo Ibáñez.

“No obstante, los efectos del cambio climático podrían impactar aún más a estas poblaciones, también afectar a las poblaciones otras especies de anfibios en el país”, añadió.

En el futuro, este factor podría tener un mayor impacto en el país, ya que la GAA-2 reveló que a nivel global contribuyó al 39% de los deterioros en el estatus de anfibios en la Lista Roja de la UICN desde 2004.

“Se espera que las especies que se vean más afectadas sean aquellas que se encuentran exclusivamente en las tierras altas del país. También aquellas que viven en zonas húmedas, las cuales se verán afectadas al tornarse más áridas por cambios en la precipitación”, dijo Ibáñez.

A pesar de las crecientes amenazas identificadas en el análisis, no todos los hallazgos fueron negativos. Unas 120 especies mejoraron su estatus en la Lista Roja de la UICN desde 1980, y más de la mitad de ellas lo lograron por medio de acciones de conservación dirigidas a la protección y gestión de su hábitat.

Por ejemplo, la especie Peltophryne lemur de Puerto Rico, pasó de estar En Peligro Crítico en 2004 a estar En Peligro en 2020, gracias a un programa de reproducción en cautiverio y reintroducción a su hábitat, un esfuerzo similar al que realiza el Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios (PARC) en Panamá con doce especies de ranas altamente susceptibles a la extinción.

“Estos documentos no solo son un llamado a la acción, sino también un recordatorio de nuestra responsabilidad como seres humanos de preservar y proteger la biodiversidad en todas sus formas”, dijo la Dra. Gina Della Togna, investigadora asociada de STRI, directora ejecutiva de The Amphibian Survival Alliance y una de las científicas panameñas que aportó al GAA-2.

“Son una guía invaluable para la toma de decisiones y políticas nacionales e internacionales que impactarán directamente en el futuro de los anfibios y de nuestro planeta”, resaltó la Dra. Della Togna.

En el caso de los TALs, como los tres sitios identificados en Panamá, la recomendación va más allá de asegurar la protección de estos hábitats. Se hace un llamado a integrar soluciones adicionales, como la gestión, la restauración y la reconstrucción del hábitat, así como el manejo de enfermedades, la cría en cautiverio y la reintroducción de especies, el control de especies invasoras, las restricciones al comercio de vida silvestre y estrategias para la mitigación del cambio climático.

“Hoy, más que nunca, debemos unirnos en un esfuerzo global para salvaguardar a estas especies amenazadas. Tenemos el poder de marcar la diferencia y asegurar un futuro sostenible para todos. Que estos documentos sean un faro de esperanza y una inspiración para todos aquellos que luchan incansablemente por la conservación de los anfibios y la protección de nuestro preciado entorno natural”, dijo Della Togna.

Además del Dr. Roberto Ibáñez, el MSc. Ángel Sousa-Bartuano, y la Dra. Gina Della Togna, otros científicos nacionales como el Dr. Abel Batista, el Lic. Jorge Guerrel, Prof. César Jaramillo, Dr. Daniel Medina, Lic. Luis Elizondo, Lic. Orlando Garcés, el Lic. Marcos Ponce y la Lic. Michelle Quiroz contribuyeron con su experiencia y datos al GAA-2.

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Presentación

Provincia de  Chiriqui
mapa chiriqui


Chiriquí significa ‘valle de la Luna’ para los indígenas ngäbe-buglé. Según Phillip Young, el nombre del pueblo guaymí, aparece mencionado por primera vez en las Crónicas de Fernando Colón, quien relata el cuarto viaje de Cristóbal Colón por las costas caribeñas del istmo, en 1502. Según los cronistas españoles, los aborígenes llamaban a esta región Chiriquí o Cheriqué, vocablo que significa ‘valle de la Luna’. Según el historiador Ernesto J. Castillero, la primera vez que se menciona el nombre Chiriquí en un documento es en la Relación, de Gil González Dávila, quien en 1522 recorrió la costa panameña del Pacífico.

Chiriquí tiene una superficie de 6547,7 km². Tiene algunos ríos como el Palo Alto, Caldera, Chiriquí Nuevo, Chiriquí Viejo, Los Valles, Cochea, Colga, Papayal, Agua Blanca, Piedra, David, Fonseca, San Félix, Tabasará. Limita al norte con Bocas del Toro y la comarca Ngabe Bugle, al oeste con Costa Rica, al este con Veraguas y al sur con el océano Pacífico.

Al norte de esta provincia se encuentra la gran Cordillera de Talamanca en donde nacen numerosos ríos que desembocan en el Pacífico, y en donde se encuentra la elevación más alta del país que es el volcán Barú (o volcán de Chiriquí) con 3474 msnm. También se destacan elevaciones como el cerro Horqueta, el cerro Fábrega, el cerro Picacho (2874 msnm) y el cerro Pando (2468 msnm) entre otros.

La provincia de Chiriquí posee un exclave en el extremo oriente, el corregimiento de Justo Fidel Palacios en el distrito de Tolé, que está separado del resto de la provincia por la comarca Ngäbe-Buglé (distrito de Müna). A su vez dentro del distrito de Tolé contiene dos enclaves que pertenecen a la comarca Ngäbe-Buglé.

La provincia de Chiriquí es uno de los más biodiversos del país. Junto a la frontera con Costa Rica se localiza las tierras altas del macizo montañoso centroamericano (cordillera de Talamanca). En Chiriquí hay diversas especies de plantas, entre ellas cacahuate, caoba, cedro rojo, ceiba, ciprés, encino, fresno, guácimo, guapaque, laurel, mangle, mezquite, pastizales, pino, quebracho y volador.

Asimismo existe una gran variedad de vida animal, especialmente aves y reptiles. Entre la fauna hay aves acuáticas, boas, cocodrilos (incluyendo el cocodrilo de pantano, una especie endémica), jabalíes, leoncillos, monos, puerco espines, sarahuatos, tepezcuintles, tlacuaches, tortugas, venados cola blanca, tucanes de cuello amarillo y el jaguar que es el felino más grande de América y el tercero en el mundo también reside en Chiriquí.

escudo chiriqui

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