En los últimos días, la retirada de las tropas rusas de la región ucraniana de Járkov ante el contraataque de Kiev ha incrementado la presión política sobre el presidente ruso, Vladímir Putin, que ha sido puesto en entredicho por políticos, blogueros militares y oligarcas, las críticas a la gestión de la guerra han llegado a la Duma. Todo ello ha dado lugar a que ya se hable abiertamente de "guerra" y no de "operación militar especial".
Quien ha roto la línea oficial ha sido el líder del Partido Comunista, Gennady Zyuganov, que ha calificado la "operación militar" como una "guerra" contra Estados Unidos, Europa y la OTAN, según recoge la agencia Reuters, obviamente no ira a la carcel porque dependiendo de quien use la palabra "guerra" es delito o no en Rusia.
Putin en un discurso duro y amenazante ha anunciado este miércoles la
movilización parcial militar, una medida destinada a frenar los reveses sufridos por las tropas rusas en Ucrania, «serán llamados a las filas del Ejército solo aquellos ciudadanos que actualmente se encuentren en la reserva, y sobre todo aquellos que hayan servido en las Fuerzas Armadas, tengan ciertas especialidades militares y experiencia relevante». Según sus palabras, los movilizados «antes de ser enviados a las unidades tendrán un entrenamiento militar adicional».
Al día de hoy el 70 % de la población apoya la campaña militar pero este apoyo podría desplomarse si los rusos, especialmente en las grandes ciudades, tienen que enviar a sus hijos al frente, tal y como podria aprobar Vladimir Putin.
Algunos analistas advierten de que una declaración de guerra podría provocar tanto el colapso de la economía rusa como una división en la sociedad.
La oposición rusa ha convocado este miércoles protestas contra el presidente ruso, Vladímir Putin, después de que ordenara la movilización de 300.000 reservistas para lo que el principal opositor del Kremlin, Alexéi Navalny, dijo que era una guerra criminal fallida.