Mucho se habla de los protectores solares para cuidar la piel, pero hay una zona de nuestro cuerpo que a veces olvidamos: los ojos. Estos son el órgano que envejece más rápido y la exposición al sol acelera su deterioro.
Esto puede causar patologías como la aparición temprana de cataratas, pérdida de visión cercana y quemaduras en la córnea, en los casos más extremos. Para evitarlas, es fundamental utilizar lentes de sol adecuados.
"A simple vista, las lentes de buena y mala calidad son iguales, por eso lo más importante es comprarlos en una óptica porque es el único lugar que nos ofrece garantías de que estos cumplen todos los requisitos para que nuestro ojos estén protegidos", dijo la optometrista española Gloria Hermida, especializada en terapia visual.
Usar lentes de sol sin filtro ultravioleta es más peligroso que no usarlos porque reducen la luminosidad y por lo tanto permiten que la pupila se dilate y deje pasar más luz sin filtrarla. Cuando no tenemos lentes la pupila se achica, por lo que entran menos rayos UV.
Cómo elegir los mejores lentes de sol
Mayor precio no necesariamente significa más protección; en general las diferencias en el costo se deben al material de la montura, al diseño y a la marca. Aunque los lentes polarizados son más caros.
"La lente polarizada elimina una parte de la luz, entonces si vamos por la carretera conduciendo no vamos a ver el típico reflejo que se ve cuando se pone el sol que genera mucha incomodidad y puede ser muy peligroso", explicó Hermida.
Hay distintos tonos de lentes: negros, marrones, verdes, grises, rosas o azules, que pueden ser homogéneos o degradados; estos últimos bloquean menos la luz. Los más oscuros se recomiendan para quienes viven en países con mucho sol y los más claros para quienes viven en lugares más nublados.
Por último, la nieve requiere de gafas especiales con una pantalla de "categoría D" —más oscura— ya que en este escenario se refleja mucho más la luz solar, lo que puede causar quemaduras corneales severas.