Según la Organización de las Naciones Unidas, la amenaza de no tener acceso a alimentos alcanza ya al 26.4% de la población mundial, y el debilitamiento de la economía se encuentra entre las principales causas, aunque la violencia y el cambio climático de forma frecuente e intensa han mermado logros alcanzados en la eliminación del hambre y la malnutrición.
02 agosto 2019 |
El Informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019 preparado conjuntamente por los organismos FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS, toma en cuenta indicadores de seguimiento mundial de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, además de la observación de las personas que pasan hambre: la prevalencia de la inseguridad alimentaria.
En los últimos tres años, el número de personas que sufren de hambre se ha incrementado, a nivel mundial 1 de cada 9 la padecen, es decir no tienen acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes. Este número se compara a los niveles del año 2010 según lo indica el informe 2019.
Aun cuando no necesariamente las personas padezcan hambre, se encuentran en mayor riesgo de padecer varias formas de malnutrición y mala salud. La Inseguridad Alimentaria, además de contribuir a la desnutrición, también contribuye al sobrepeso, obesidad y sus consecuencias (enfermedades no trasmisibles como diabetes tipo 2, afecciones cardiovasculares y algunas formas de cáncer).
La anemia en mujeres y obesidad en adultos también están aumentando a nivel mundial (una de cada tres mujeres en edad reproductiva la padece).
África es la región con la prevalencia más elevada de subalimentación (casi el 20% de su población), mientras Asia alcanza el 11%. Progresivamente este flagelo afecta a América Latina, donde su prevalencia se sitúa por debajo del 7%.
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